domingo, 7 de noviembre de 2010

ESTANCIA

CAPITULO 10:

ESTANCIA


Nuestras almas, como tú bien sabes y como aquí me han enseñado, siempre están en continuo movimiento y no pueden parar sino en Dios, como en su centro. En esta vida los deseos son infinitos y unos se encadenan de otros y se eslabonan y van formando una cadena que tal vez llega al cielo y tal se sume en el infierno.

Miguel de Cervantes.

Estuve con Alec hasta el medio día, luego de eso tubo que irse a ponerse al corriente los días que estuvo ausente, así que me quede sola, decidí terminar de repasar el castillo, había guardado cada espacio de el en mi memoria, pero de todos modos quise hacerlo, a Alec no le agrado la idea de dejarme sola, le pareció una completa falta de cortesía, pero yo le insistí que fuera, pues no quería causar la impresión de que me estaba apoderando de él. Me mostró una habitación que era para mi, donde podía guardar mis cosas, tenia una enorme cama que ocupaba gran parte de la misma, estaba ahí de lujo porque un vampiro no la necesitaba, sin embargo la habitación tenia todos los recursos que un humano necesitaría, al lado izquierdo de la cama había una linda mesa de noche, decorada a la vieja Italia, con una lámpara blanca encima y dos cajones, del otro lado había otra pequeña mesa de noche con otros dos cajones, la cama tenia un esquinero color azul cielo y un edredón de tonos degradados en el mismo azul, la cabecera era color madera con la misma decoración tipo vieja Italia, parecía una habitación de reyes, era muy espaciosa, había otra puerta en la misma habitación, Alec me dijo que era el closet, al principio pensé que bromeaba, pero luego recordé mi habitación en Denali, o la de Alice, y me di cuenta de que hablaba en serio. La abrí; era incluso mas grande que la propia habitación, verla me puso a pensar-¿será que todos los vampiros tiene una obsesión con los closets enormes y la ropa?- pensé, tal vez era posible, o quizá solo era así porque la habían preparado para mi, tal vez Aro supo desde un principio que yo me quedaría en Volterra con Alec, porque lo vio en sus pensamientos, o fue una increíble coincidencia.
Me debatí entre arreglar mi ropa o no, por un lado quería hacerlo para ocupar el tiempo, pero por el otro temía asentarme y que no funcionara, decidí dejarlo para mas tarde, me pare frente al enorme espejo que había dentro del closet, tenia buen aspecto, pero aun así decidí darme un pequeño baño y cambiarme de ropa, dado el lugar, después de mis minutos rápidos en el baño, me coloque una blusa medio orgada con mangas hasta el codo color lila, y un pantalón Jean con unos zapatos deportivos, quería parecer muy sencilla, por suerte tenia ese tipo de vestuario en mi colección, el lugar lo ameritaba, deje caer mis rizos por mi espalda, y salí a reexplorar.

Camine por los pasillos de arriba y de abajo, esperando no tropezarme con algún Vulturi que no supiera de mi estancia en el lugar y me viera con ojos asesinos, los únicos que sabían que yo estaría allí hasta los momentos era Santiago, Jane, Demetri y Felix aparte de las esposas y Aro, Marco y Cayo, sabia perfectamente que se encargarían de difundirlo, y, conociendo a Aro, seguro haría algún tipo de presentación para aquellos vampiros que aun no me conocieran.
Estaba caminando cerca de los alrededores en los que Alec me dijo que los humanos pasaban, esa era la forma en como ellos se alimentaban, sabía que al venirme a vivir aquí tendría que ver o escuchar los gritos de terror de las indefensas personas victimas de su inesperado destino, pero no me importo, en algún momento yo lo hacía, además era parte de nuestra naturaleza y yo no podía juzgarlos por eso, pero eso sí, no estaría cerca cuando sucediera porque aunque tenia muchos años de practica y abstinencia nunca se sabe cuando la debilidad pueda ser mas fuerte, y no quería vivir sintiendo culpa de nuevo, en esos momentos estaría de caza, cazando animales, como era mi costumbre, no conocía la fauna de Italia, pero ya aprendería, les pediría referencia.

Casi al llegar al final del imponente pasillo, sentí unos pasos, casi como si volaran en el aire, no los reconocí, pero si reconocí el rostro que vi cuando giro para rehacer el camino que yo había hecho, era Jane, tan pequeña y grácil como parecía siempre, con su mirada amenazante, ojos rojos escarlata, pero al mismo tiempo absolutamente hermosa, me miro y se detuvo en la mitad de su camino iniciado, yo seguí caminado hasta llegar a ella y me detuve, ahora estando un poco mas cerca note que yo era notablemente mas alta que ella, le sonreí e hice amago para que pasara, pero ella no lo hizo.

-Quiero hablar contigo Tanya- me dijo con voz modesta.

-Si claro dime-le respondí con amabilidad, aunque yo me imaginaba de lo que era.

-¿Qué intenciones tienes con mi hermano?- dijo acusándome, estaba a la defensiva de nuevo, pero aun así se veía gentil, a mi parecer se estaba esforzando demasiado en no ser descortés o amenazante conmigo.

-Lo amo Jane, no se como ni cuando pasó, solo se que lo quiero, y mucho, lo único que deseo es estar a su lado- Le respondí con verdadera sinceridad, denotando en mis ojos que era cierto, lo decía mas con el corazón que con la mente.
Jane se quedo callada por unos segundos luego agregó:

-Me caes bien sabes, a mi hermano pareces gustarle demasiado y creo que me estas diciendo la verdad.

Le sonreí- Gracias Jane, tu también eres muy agradable, espero que podamos ser amigas.

-Por supuesto, ahora si me disculpas tengo que continuar- dijo, y posteriormente continuo su camino, deshaciendo los pasos que yo había hecho, Jane parecía ser una persona agradable una vez se llega a conocer, y creo que tuve suerte de caerle bien, no fue una charla muy larga, pero me basto para saber que si podíamos llegar a ser buenas amigas.

Por suerte aparte de Jane no me tope con ningún Vulturi, no sabia si era porque no estaban allí o porque yo me había metido a lugares prohibidos, esperaba fuera la primera opción y no la segunda, en fin, estuve por ahí hasta ya  bien entrada la tarde, cuando Alec fue a buscarme para estar juntos, me dijo que Aro le había concedió el no tener misiones por hoy y mañana para que estuviera conmigo.

-¿Dónde están todos los Vulturi?- le pregunte a Alec.

-La verdad no lo se, deben de andar por ahí- me dijo en tono despreocupado.

-Estuve rondando el castillo y solo me encontré a tu hermana, tengo la impresión de que seremos buenas amigas.

Alec sonrío- te lo dije, ella es agradable cuando se tiene la oportunidad de conocerla.

Cambie de tema-¿Dónde queda tu lugar especial?- pregunte guiñándole un ojo.

-Es sorpresa, no te diré, lo veras por ti misma- sonaba divertido, realmente encantado de que fuera con él.

-Lo espero con ansias.

-Partamos ya- extendió su mano para que la tomara, como la primera vez, me perdí en sus enormes ojos escarlata, profundos y misteriosos, completamente llenos de felicidad, noté que yo represente un enorme cambio en su vida, un cambio bueno, estaba segura de que su expresión no era la misma antes de conocerme, cuando me miraba de esa forma me sentía en el cielo, si es que hay un lugar para mi allí, era un momento en el que nos conectábamos, deseándonos con la mirada, extendí mi mano en un acto involuntario, aun seguía viéndolo a los ojos, tuve que dejar de mirarlo para poder caminar, y además parpadear varias veces para poder reaccionar. Salimos del castillo hacia la parte norte, caminamos a un ritmo normal, ya que el sitio estaba algo concurrido de gente, llegamos al inicio de una autopista que tenia a los lados bosques, cruzamos muy rápidamente de un extremo de la calle a otro, tan rápido que al ojo humano le era imposible verlo, esta vez si corrimos por entre los árboles, hacia el este, nos fuimos alejando cada vez mas del ruido de los autos, y de la ciudad, por así decirlo, Alec se desvío, esta vez hacia el norte, el paisaje pasaba muy rápido a mi vista, aun así podía notar cada pequeño movimiento de los animales que se encontraban cerca, cada respiración, cada palpitar, se alejaban de nosotros, con esa corazonada de peligro.

Llegamos a un enorme claro, era muy hermoso, el suelo estaba totalmente cubierto de flores michelangelo amarillas, y casi en el medio del lugar había un enorme árbol de roble, el lugar era de ensueño, espectacular para una película, me quede admirando unos minutos, asombrada de la belleza de la naturaleza, Alec tomo mi mano, lo mire y me señalo que mirara al cielo, gire mi cabeza y vi otro hermoso espectáculo, el cielo estaba cubierto de estrellas, desde ahí también se podían ver las constelaciones.

-Es…muy hermoso- no encontraba palabras para describir el lugar en el que me hallaba.

-Desde aquí también se pueden ver las estrellas, las mismas constelaciones- no lo miraba, pero sabia que estaba sonriendo.

-Si, se ve demasiado hermoso, el lugar es increíble, ¿Cuándo lo encontraste?- le pregunte aun maravillada.

-Un día que andaba por ahí, y lo encontré, vengo aquí cuando quiero estar solo, pensar.

Me quede callada, quería disfrutar el momento, vi que Alec se sentaba cerca del árbol, hizo un amago para que lo siguiera, camine hasta él, me senté en el suelo, que estaba menos lleno de flores, a causa de las raíces del árbol, no sobresalían mucho pero si lo suficiente como para sentarse en ellas, sin embargo me senté entre las raíces y no sobre las mismas, a diferencia de Alec que se sentó sobre una de ellas, quedando un poco mas alto que yo, mire hacia arriba para observar la imponente copa que se situaba encima de nosotros, el árbol era muy alto y algo viejo, como de unos quinientos años, lo supe por los anillos de la madera, resguardada allí no podía ver directamente las estrellas.

Estuvimos en silencio varios minutos, tenia tantas preguntas que hacerle, pero temía preguntárselas, mi inseguridad era algo que estaba empezando a sacar de quicio, no podía permitirme sentirme así, siempre había sido una vampira segura y decidida en lo que quería, pero ahora mis sentimientos eran totalmente contrarios, y no encontraba la explicación.

Me decidí a preguntar- ¿tu sales mucho de misión?- le pregunte sin mirarlo a la cara, tenia la vista fija en las flores.
Empezó a juguetear con un mechón de mi cabello.

-A veces, pero no tienes que preocuparte por eso.

-Lo se, además puedo ir contigo- le dije como por casualidad, recordando claramente que el me había dicho, o mas bien me había prohibido que le dijera que lo acompañaría a alguna de sus misiones.

Giro su rostro, tenia la cara seria, pero aun así llena de ternura, sentí su mirada clavada en mí, y no tuve mas remedio que voltear, en su mirada note la agonía que le causaba la sola idea de que fuera con él.

-¿Por qué no?- le pregunte, sabiendo que no me respondería a menos de que yo hablara.

-Porque no me arriesgare a que te suceda algo.

-No tiene porque sucederme algo, estaré contigo, además tu me dijiste que siempre van contigo Jane, Felix y Demetri, no me pasaría nada y yo puedo defenderme.

-No dudo en que puedas defenderte, pero igual no- suspiro, y volvió a mirarme intensamente, habría hecho lo que fuera que me pidiera, pero yo no me iba a quedar con esa, así como el tenia sus tácticas, yo tenia las mías, y estaba segura de que podía convencerlo de que me dejara ir, por lo menos a una de sus misiones.

Alec arranco una de las flores que estaban en el suelo, de entre todas esa flor era más hermosa que las otras, no supe porque, pero se veía más amarilla, más abierta, y más colosal que las otras, la observo por unos instantes, y luego se bajo de la raíz para quedar a mi misma altura, acaricio mi rostro con la flor, pasándolo por mi frente, mis sienes, mis pómulos y mi cuello, cerré los ojos, sintiendo una especie de cosquilleo por mi cuerpo-imaginario-, después abrí los ojos y lo tenia enfrente de mi, interpuso la flor entre nuestros labios, y me observo penetrando en mis ojos y sumergiéndose en ellos, luego bajo la flor hasta mi mentón, dejando libre el escaso espacio entre nuestros labios, me sentía sumisa, enamorada, muy enamorada, cada minuto que pasaba, lo sentía como un segundo, que el tiempo se nos iba volando, pero eso no sucedería, porque estaríamos juntos para siempre, por toda la eternidad, eso quería pensar yo, y esperaba que fuera así.

-Tienes unos hermosos ojos, cualquier vampiro desearía tenerlos- aun seguía mirándome fijamente, y demasiado cerca de mi.

-Cualquier vampiro puede tenerlos- lo mire con ojos expectativos.

-Lo se, pero no todos tienen esa increíble fuerza de voluntad.

-Se adquiere con los años, no es algo que se de de un día para otro, al principio me costo mucho, pero después me acostumbre- recordé entonces a Carlisle, una gran persona, con una increíble fuerza, el era como mi ejemplo a seguir, lo admiraba mucho.

Alec se levanto y extendió su mano para que la tomara, me llevo hasta afuera del árbol e hizo amago para que me acostara junto a él a observar las estrellas.

-Si alguna vez llegáramos a separarnos, quiero que mires las estrellas, y pienses que estaremos viendo el mismo cielo, y que aunque estemos lejos, siempre nos amaremos.

-Que cursi suenas, pero me gusta- hice una pequeña pausa- te lo prometo, pero espero que no nos separemos nunca.

-Tu haces sacar el lado mas dulce de mi, por eso sueno tan cursi.

Reí por lo bajo- así me gustas mas- dije sonriendo- ¿eras diferente antes de conocerme?

-Si te soy sincero, sí- hizo una pausa y después dijo: era mas frío, y menos dulce, me sorprendió como me hiciste cambiar tan radicalmente en tan poco tiempo.

-El amor cambia vidas, ¿no lo has escuchado?- me reí de mi comentario, pero no porque causara gracia.

Alec también se río por lo bajo- Si, pero no lo había experimentado.

Mire al firmamento, encontré varias constelaciones, como la de leo, la de capricornio y hasta vi una nebulosa, muy a lo lejos, estaba buscando mi constelación favorita, nuestra constelación, porque también era la de Alec, él la encontró primero que yo.

-Ahí esta lo que buscas- dijo señalándola.

-¿Cómo lo supiste?

-No se, creo que es como si nuestras emociones estuvieran conectadas, o es que tengo un don que no conocía, porque puedo sentir tus emociones.

-La primera teoría es mas acertada- sonreí ante la perspectiva de que el sintiera lo mismo que yo.

Me quede observando la constelación, deseando que ese momento no acabara nunca, estar a su lado era como estar en el cielo para mi.


-¿Tu crees?- me pregunto después de unos minutos, gire mi cara para poder mirarlo, el tenia sus ojos clavados en mi.

-Si, así me siento yo- él sonrío, y se quedo mirándome un rato más, había perdido la noción del tiempo, pero después de un rato me di cuenta que faltaba poco para el amanecer, sin embargo yo sabia que podíamos quedarnos allí un tiempo más.

Nos levantamos y nos metimos debajo del árbol  cuando empezaron a caer los primeros rayos del sol, nos iba a costar regresar porque toda la carretera estaba iluminada y aunque fuéramos muy rápido, siempre los destellos nos delataban, así que decidimos quedarnos hasta que el sol se hubiera disipado.

-¿Tienes sed?- me pregunto.

De nuevo no me había percatado de mi sed, cuando estaba con Alec todo a mi alrededor lo olvidaba, y ese ardor punzante en la garganta me parecía insignificante, pero cada vez que lo recordaba esa llama de fuego recorría mi garganta torturándome y llenando mi boca de ponzoña.

-Si, tengo mucha sed la verdad, ¿Dónde puedo cazar por aquí?

Alec río- no se, yo no cazo animales.

-pero debes conocer la fauna de aquí ¿o no?- lo mire enarcando una ceja, con cara divertida.

-Si, ven conmigo- dijo e hizo que lo siguiera. No nos alejamos mucho de donde estábamos, el lugar estaba lleno de animales, muchos nada provocativos, pero con la sed que llevaba no me importo, case varios lobos después de 4 me satisfació, esta vez procure concentrarme y no dejar que destrozaran mi ropa como la ultima vez, tenia tanta sed que esta vez no succione su sangre como siempre hago, lo hice rápido partiéndoles el cuello para matarlos y que no sufrieran tanto. Alec estuvo observándome todo el tiempo desde la distancia, me pregunte como vería el a sus ojos mi tipo de alimentación,  como me vería yo cazando a estos animales. Cuando cazaba dejaba salir todo mi instinto.

Después de terminar de cazar Alec se acerco a mi, disimuladamente me mire para verificar que no estuviera sucia, por suerte no lo estaba, ni una sola mancha de sangre, ni el mas mínimo rasguño a la ropa, una caza perfecta, lo había hecho muchas veces, pero nunca con publico, exceptuando la ultima vez que fui de caza en Denali, él también me había observado y gracias a mi manojo de nervios lo hice muy mal.

-Cada vez que te veo cazar me sorprendo- hizo una pausa para sonreír y después dijo: es impresionante como lo haces.

Reí-¿en serio, por qué?

-No lo se es peculiar, ¿así cazabas humanos?

-Habitualmente no cazo animales así, es que tenia mucha sed, por eso esa forma rápida- evadí la pregunta respondiéndole indirectamente.

-Entonces no lo hacías- lo dijo más como una afirmación que como una pregunta.

-No- sonreí- y tú ¿como cazas humanos?

Alec se río y enarco una ceja- Hamm pues…- no continuo pero siguió riéndose, yo ya sabia porque no quería decirme, en cambio me reí con el.

Eran aproximadamente las once de la mañana, tenía exactamente una noche y media mañana en Italia, pero sentí que habían sido años y meses, como si los conociera de toda mi vida, la bienvenida que recibí no era la que me esperaba, pero me gusto más esta que la que imaginaba, en todo este tiempo no había pensado ni un segundo en Denali o en mis hermanas, en mi clan, y la verdad no me sentí culpable, Alec ocupaba todos mis pensamientos, lo demás no tenia importancia para mi, pero debía llamar a mis hermanas o se molestarían conmigo, decidí hacerlo cuando llegara al castillo de Volterra, siendo tan temprano no podíamos volver, así que estuvimos caminando todo el día por los bosques, mostrándome hermosos lugares que conocía, estuvimos hablando de muchas cosas, menos de algo que yo quería saber.

En todo el trayecto de regreso al castillo estuve pensando en esas dos cosas que me tenían llena de curiosidad e intriga:
La primera, ¿Cómo serian las misiones de Alec? ¿Cómo Hare para convencerlo de que me deje ir? Y la segunda, ¿Cómo abra sido la vida amorosa de Alec antes de mi?, no me atreví a plantearle ninguna de esas preguntas, no tenia el valor para hacerlo, en especial la ultima, no porque temiera la respuesta, sino porque me daba mucha pena hacerlo, pero igual el sentimiento de curiosidad seguía presente, rondándome la mente, estaba segura de que seguiría así hasta que le preguntara, pero también estaba segura de que no le preguntaría, …¿o si?, no me creía capaz… ¿o si?, no quería responderme.

-¿Por qué tan callada mi amor?- me pregunto Alec después de un rato, nos detuvimos mucho antes de llegar, en el mismo lugar al que habíamos ido al principio.

-Solo pensaba- le dije para evadirlo, pero era bastante obvio que el me preguntaría sobre que.

-¿Y en que?- me pregunto sonriendo, de nuevo yo como medio tonta no sabia que decirle, no le diría realmente lo que pensaba y no sabia que inventarme,  me miraba de tal forma, que me costo mucho no decirle la verdad.

-En nada, solo pensé en mis hermanas- me arrepentí al instante de haber dicho eso, Alec pensaría que extrañaba a mi clan, y no quería eso.

-¿Los extrañas?- y mis pensamientos estaban en lo correcto. Me quede callada por varios segundos sin saber que responderle.

-No, o si, es que…- no continúe, no sabia que decirle, el me envolvió en sus brazos, haciendo que colocara mi cabeza en su pecho y empezó a acariciarme el cabello.

-Esto era lo que no quería que pasara, ¿me entiendes ahora?
No lo mire, cerré mis ojos y me quede quieta en su abrazo- Estoy bien, de verdad, claro que los extraño, pero me siento bien aquí contigo, solo pensaba en llamarlos cuando llegáramos al castillo- decidí decirle parte de la verdad, porque si planeaba llamarlos.

-¿De verdad, no me lo dices solo para que no me sienta mal conmigo mismo?

-No, en serio, no te sientas mal, sabes que es mi decisión tu no me obligaste- esta vez si lo mire, me perdí en sus ojos de nuevo, como si fuera la primera vez, en realidad así me paso la primera vez.

-OK, mi Tanya- sonrío, y sentí que me derretí, adoraba su sonrisa.

-Me gusta como suena eso- le sonreí yo también, estábamos de frente a frente muy cerca sentía su aliento en mi cara, tenia deseos de besarlo, pero no podía porque el me tenia atrapada en sus brazos impidiendo que me moviera, de todas maneras el lo hizo por mi uniendo sus labios con los míos, besándome con pasión,  el resto de mis pensamientos se volvieron difusos y lejanos, en mi mente solo estaba él y yo, mas nada, logre zafarme y envolví su cuello con mis brazos, aun seguíamos besándonos, sumiéndonos en nosotros y olvidando el resto del mundo.

-Te amo- me dijo, teníamos las cabezas recostadas una contra otra, uniendo frente con frente, uno de los momentos mas mágicos de mi existencia, desee quedarme así con el para siempre, pero lamentablemente ya estaba atardeciendo y debíamos regresar al castillo.

-Yo también te amo- hice una pausa y después continúe-debemos volver, ¿no?- lo que dije que me costo mucho trabajo, no tenia ganas de volver.

-No quiero volver- dijo negando con la cabeza.

-Yo tampoco, pero no le quiero dar una mala impresión a Aro y a los demás- reí ante mi comentario y él también.

-No lo harás, pero tienes razón tenemos que volver ya- pude notar en su voz que le costaba decirlo tanto como a mi, al final tuvimos que hacerlo, rehicimos el camino de la noche anterior, pasando por la carretera y por el sitio concurrido de personas, cuando pasábamos por ahí tuve la leve sensación de que a Alec se le veían muy apetitosos, no lo sabia con certeza pero desde que había ido a Denali, y desde que estamos en Volterra no lo había visto alimentarse, o por lo menos no lo había escuchado decir que tenia sed.

-Mi amor, ¿no te has alimentado verdad?- le pregunte cuando llegamos al castillo.

-¿Por qué lo preguntas?- me miro con cara de extrañado, pero la verdad me extrañe mas yo con su respuesta-pregunta, pensé bien mi respuesta.

-Porque tengo la impresión de que tienes sed- lo mire fijamente, mientras entrábamos a la sala principal de los Vulturi, en ella estaban Aro, Jane y Cayo, que estaban escuchando lo que decíamos desde ante de entrar, al parecer nos estaban esperando.

Aro hablo antes de que Alec lo hiciera- Al fin llegaron, los estábamos esperando, Alec, ¿tienes sed?- lo dijo mirando fijamente a Alec, sin reparar su mirada en mi en ningún momento, a mi percepción parecía algo molesto, la razón la desconocía.

-Si, algo, pero…-no termino de hablar, Aro lo silencio levantando la mano.

-Pero nada, ve con tu hermana- hizo un gesto con la cabeza indicándole a Jane que fuera con él, y dejándome a mi sola, el momento iba a hacer de verdad incomodo, porque no tenia ningún tema de conversación con los Vulturi.

-Si, maestro- dijo dirigiéndose a Aro, y luego me miro a mi- volveré pronto- dijo y me eso en la frente, yo me limite a sonreírle y mirar como se iba con su hermana.
Después de irse, me quede sola con Aro y Cayo, me quede callada sin saber que decirle, me sentía como niñita regañada, o como una chica que va a la casa de los padres de su novio y se tiene que quedar sola con ellos mientras el novio va a hacer algo, no sabia si irme a la habitación o quedarme allí, opte por esperar a ver si me decían algo.
Los observe por escasos segundos y me despedí con la mano, Salí disparada hacia la habitación, dando gracias de que el momento incomodo acabara.

Arriba, empecé a deshacer mis maletas, esta vez sin ningún miedo, estaba segura de que Alec y yo estaríamos juntos, siempre.

2 comentarios:

  1. Hola Tanya/Yor!

    Bueno, la verdad me gusta mucho como escribis!
    Y agradezco la dedicatoria!

    :D

    Esta buena la idea de escribir desde el POv de Tanya!

    Y tu historia se vuelve mas interasante a cada oracion!

    De verdad te felicito!

    PD: se puede ver una gran mejora desde el primer cap hasta hoy!

    Te felicito!

    Pabli

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  2. aaww pabliii graaxx
    en serio me alaga q me felicites
    tu tambien ers un gran escritor y tu historia se vuelve demasiado super mega interesant
    = te felicito x t novee x ahi vas a ver un fragmento d tu nove en uno d mis cap obvio q pondre tu nombre cm autor =D...♥

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