miércoles, 20 de enero de 2016

EL FINAL DEL PRINCIPIO

Aquí está, el capítulo FINAL, al fiiinnn :D 

EL FINAL DEL PRINCIPIO

No podía dejar de sonreír, si mi corazón hubiera podido latir, lo habría hecho de tal forma que sería capaz de salirse de mi pecho, no podía creer que Alec estuviera pidiéndome matrimonio, era como un sueño, un hermoso sueño del que no quería despertar.
-¡Sí!- casi grité- ¡Claro que sí!- sonreí y lo abracé con fuerza, arrodillándome junto a él. Alec me abrazó y enterró su rostro en mi cabello, se separó un poco de mí y tomó mi rostro entre sus manos.
-Te amo, no sabes lo feliz que me haces- dijo en un suspiro y levantó el anillo que traía en las manos, era un anillo plateado con un pequeño diamante en el centro, sencillo, pero hermoso, sin decir palabra tomó mi mano y me lo colocó lentamente en el dedo índice- voy a amarte por siempre.
-Y yo te amaré a ti- le dije y lo besé, lo besé con pasión y dulzura, llena de felicidad. Nos recostamos en la manta roja que había traído, abrazándonos.
-¿Cuándo quieres que sea la boda?- me preguntó mientras miraba las estrellas, yo solo podía contemplarlo a él.
-Mañana mismo si es posible- dije soltando una risita nerviosa, él volteó a mirarme, me sonrió y giró su rostro de nuevo a las estrellas.
-No creo que se pueda planear tan rápido, pero en una semana quizás- apoyé mi codo en el suelo para recostar mi cabeza sobre la mano y poder mirarlo mejor.
-Tenemos toda la eternidad, pero si deseo que sea pronto- lo único que quería era estar con él para siempre. Me subí sobre su cuerpo y lo miré de frente, él acariciaba mis brazos mirando mis ojos.
-¿Qué hice para merecerte? Eres perfecta.
-No soy perfecta- le dije bajando la mirada, él tomó mi mentón haciendo que no dejara de mirarlo.
-Para mi si lo eres- se levantó tomandome en sus brazos y volvió a besarme, esta vez su beso fue mucho más intenso, más pasional, enredó sus dedos en mi cabello apegándome a su cuerpo, yo lo abracé suavemente y me dejé llevar por el momento, nos recostamos entre las flores de aquel prado, Alec empezó a acariciar mi cuerpo y para mi cada caricia era una enorme punzada de placer, allí entre las flores, en nuestro lugar especial, hicimos el amor de nuevo.

Estuvimos toda la noche y parte de la mañana en el prado, la mayor parte del tiempo no hablamos demasiado, habíamos descubierto una nueva forma de amarnos en silencio, una forma de amarnos en carne que llenaba todo nuestro ser de infinita pasión.
Para el medio día ambos sabíamos que debíamos volver, Aro llamaba todo el tiempo a Alec y era necesario que no nos perdiéramos de las cercanías del castillo por mucho tiempo, pero ninguno de los dos deseaba volver.
-Tenemos que ir, mi amor- empecé a decirle.
-Lo sé, pero no quiero- dijo acariciando mi rostro.
-¿Cómo crees que se tome Aro la noticia?- le pregunté dudosa, una cosa era ser novios, pero ¿casarnos?, conocía muy bien aquella historia de Aro asesinando a una de las esposas para que Marco no se fuera.
-Espero que bien- dijo él con rapidez, sabía que tenía miedo, igual que yo.
-¿Y si no es así?
-No quiero pensar en eso mi amor, espero que siga tan comprensivo como ha estado hasta los momentos.
No dijimos nada más sobre el tema, a regañadientes nos vestimos y volvimos al castillo de los vulturi. Pensaba en cómo darle la noticia a mi clan, y en la propuesta que tenía que hacerles yo a ellos para que se vinieran a vivir conmigo a Italia, pensaba que no necesariamente debían vivir en el castillo, tendríamos nuestro hogar en otro sitio y yo podría estar mucho más cerca de ellos, visitarlos. Aunque no estaba segura de si aceptarían, pues lo que les estaba pidiendo era que abandonaran todo allá para quedarse conmigo acá. No los culpaba si no deseaban hacerlo, pero al menos podía intentarlo. Si no aceptaban no tenía idea de lo que haría.

Otra vez tuve que llamar a mi clan, por suerte para mi, se habían quedado en un hotel y todavía no habían partido a Denali, la sorpresa de Kate cuando le dije que Alec me había propuesto matrimonio fue algo que deseé ver en persona, me rogó dejarla venir de nuevo al castillo para abrazarme y felicitarme, igual que todo el clan, pero le dije que no vinieran aún, no hasta que Aro estuviera enterado y de acuerdo.
Alargar la noticia era inevitable, él se enteraría más temprano que tarde al ver los recuerdos de Alec, así que ambos decidimos que se lo diríamos en persona, sin mostrarle los recuerdos del momento, pues a los dos nos avergonzaba que Aro viera nuestras “escenas románticas”.
-Mi señor, tenemos algo que decirle- empezó Alec cuando nos acercamos al trono de los líderes vulturi, Cayo y Marco también estaban ahí, me daba mucho miedo la reacción que pudiera tener Aro.
-Dime- le dijo él con un tono más siniestro de lo que me habría gustado.
-Tanya y yo nos vamos a casar- dijo Alec sonriendo, con demasiado entusiasmo en cada una de sus palabras, Aro abrió los ojos, se acomodó en la silla y luego se levantó, no dijo absolutamente nada, miró a los otros dos que lo miraban con la duda reflejada en sus rostros.
-¡Qué noticia!- dijo al final, la tensión se podía cortar fácilmente con un cuchillo, sentía la necesidad de informarle a Aro que no planeaba alejar a Alec de su clan ni mucho menos haría que dejara la guardia Vulturi, pero en vez de decir algo me quedé callada- Me alegro por ustedes- ¿era en serio?
-Muchas gracias, señor- le dijo Alec, quien también parecía algo confundido, Marco y Cayo miraron a Aro con ojos atónitos.
-Espero que esto no signifique que te irás, Alec- la amenaza en sus palabras me dejó claro que el viejo Aro, aquel interesado solo en el poder seguía allí, nunca se había ido, solo trataba de esconderlo por alguna razón que desconocía.
-No mi señor- le respondió Alec.
-Entonces, Tanya, ¿te unirás al clan Vulturi?- preguntó dirigiéndose a mí.
-No exactamente- dije e hice una pausa, esperando su reacción, no se inmutó- le pediré a mi clan que se mude a Italia, así estaré cerca de Alec y con ellos- Aro pareció decepcionado, no podía creer que quería que me uniera al clan Vulturi.
-De todas formas serás una Vulturi- dijo Marco quien había estado callado hasta el momento.
-Lo sé, pero no puedo abandonar a mi clan.
-Aceptaré su unión- dijo finalmente Aro, quise suspirar de alivio, pero Aro no había terminado de hablar- pero, Alec- dirigió su mirada a mi futuro esposo- No puedes dejar la guardia Vulturi.
-No lo haré, señor, sabe que tiene mi lealtad- dijo él inclinándose, no sabía qué hacer, no me gustaba que la lealtad de Alec hacia Aro fuera de esa forma, no porque deseara alejarlo de ellos, sino porque temía por lo que Aro era capaz de ordenarle.
Nos retiramos de ahí después de eso, me sentía feliz y al mismo tiempo todavía tenía ese miedo porque Aro pudiera separarnos.
-¿Crees que Aro en realidad lo aceptó?- le pregunté a Alec cuando estuvimos en la habitación.
-Creo que tiene miedo de que deje la guardia.
-¿Lo harías?- Alec se quedó callado, ese silencio lo dijo todo, se acercó a mí y acarició mi rostro lentamente con sus dedos, cerré mis ojos y le sonreí.
-Solo quiero estar contigo para siempre- en ese momento supe que Alec sería capaz de todo por mí, incluso dejar la guardia Vulturi, eso me hacía sentir feliz pero insegura, sabía que Aro no dejaría ir un don tan valioso como el de Alec. Nos sumimos en un beso intenso, lleno de amor y pasión, lo abracé y él tomó mi cintura, tuve que hacer un gran esfuerzo para separarme.
-Te amo- le susurré.
-Y yo te amo a ti mi Tanya.

Estuvimos un mes planeando la boda, al principio no quería nada por lo alto, pero mi hermana y Alice se rehusaron a que pasara “por debajo de la mesa”, los Cullen no tardaron en regresar por tercera vez en menos de un año a Italia para mi boda. Alice se había venido varias semanas antes que los demás para ayudarme a planearla.
Para sorpresa de todos Jane se había ofrecido a ayudar y parecía encantada con la idea de nuestro matrimonio. Felix y Dimitri también estaban muy emocionados con la idea, aunque fastidiaron a Alec por varios días con sus pequeñas bromas.
-Hermana no puedo creer que por fin te vayas a casar- me dijo Kate mientras adornábamos el castillo, nos casaríamos en el salón de fiestas, el lugar donde nos habíamos conocido.
-Yo tampoco lo puedo creer- le dije bromeando, aún faltaban 5 días para el matrimonio y todavía no había tenido el valor para decirles a mi clan que se vinieran a vivir conmigo a Italia.
-Kate, tengo algo que decirte- empecé, tenía que tomar valor para hacerlo.
-Dime Tanya.
-Necesito hablar con todo el clan en realidad.
-Vamos por ellos entonces- el resto de mi clan se encontraba hospedado en la casa de Carlisle que muy amablemente había ofrecido mientras estaban aquí. Ese día no había sol, se encontraba nublado y podíamos salir sin miedo a exponernos. No tardamos mucho en llegar a la casa de Carlisle, todo el clan me saludó cuando llegué.
-Hermana, pensé que estabas planeando tu despedida de soltera- dijo Garret soltando una carcajada, me alegraba saber que me tenía la suficiente confianza como para llamarme hermana.
-Sí, pero necesito hablar algo con ustedes- dije en tono serio, todos intercambiaron miradas, debieron suponer a dónde me dirigía.
-Dinos Tanya- me animó Eleazar, me senté en una de las sillas y ellos me imitaron, tomé aire y empecé.
-Bien, como saben, voy a casarme y saben que me enamoré de Alec, realmente lo amo con toda mi alma, si es que aún la tengo- reí pero ellos no lo hicieron, continué- pero, también los amo a ustedes, ustedes son mi familia, son todo para mí, y no deseo abandonarlos o dejar el clan.
-Tampoco deseamos eso hermana- me dijo Carmen.
-La cosa es que quiero pedirles algo, creo que es una solución para poder estar todos juntos… vengan a Italia conmigo, es decir, quédense aquí, a vivir- solté apresurada, si tuviera un corazón seguramente latiría acelerado, me pareció que tardaron horas en responder, pero en realidad solo fueron segundos, el primero en hablar fue Eleazar.
-Tanya, sabes que me fui de aquí para alejarme de los Vulturi, pero si lo haría por ti.
-Hermana yo solo quiero que estemos siempre juntas- me dijo Kate.
-Si Eleazar está de acuerdo yo también, además no quiero que este clan se separé- declaró Carmen.
-A donde vayas, yo te sigo- le dijo Garret a Kate- cuenta conmigo Tanya- dijo mirándome a mí, les sonreí, no podía creer que lo aceptaran, fue un sueño hecho realidad para mi, solo pude abrazarlos, nos reunimos en un caluroso abrazo grupal que duró varios minutos.
-Gracias, de verdad, los amo- dije sin poder contener mi felicidad.

Los días transcurrieron sin ninguna novedad, mi hermana Kate y Eleazar se habían encargado de empezar a realizar los trámites para mudarse a Italia lo más pronto posible, viviríamos cerca del castillo así yo podría estar con mi clan y con Alec sin ningún problema.
Alec estaba tan feliz como yo por la noticia- Me alegro de que hayan aceptado- dijo mientras me sonreía.
-Yo igual.
El día tan ansiado llegó. No había visto a Alec desde la noche anterior pues Alice había insistido en que no debía verme hasta que estuviéramos en el altar, pero yo me moría de ganas de verlo. No sabía dónde estaba pero decidí escaparme de Alice mientras estaba distraída atendiendo a su familia, los Cullen, que por fin, habían llegado.
Me imaginé que se encontraba en el techo del castillo, podía sentir su aroma y era reciente, lo seguí hasta el lugar que me había mostrado la primera vez que había estado allí oficialmente con él. Se encontraba mirando al horizonte, sabía que se había dado cuenta de mi presencia, pero aun así no se dio la vuelta. Lo abracé por la espalda.
-Hola mi futuro esposo- le susurré al oído.
-No debo verte hasta la boda, ¿lo olvidas?- dijo entre risas.
-Cierra los ojos entonces- le dije, él se dio la vuelta con los ojos cerrados, acarició mi silueta hasta la cintura y me abrazó.
-Te amo- me susurró al oído.
-Te amo- le dije yo, tomé su rostro entre mis manos y lo besé, lo besé con una ternura que jamás creí posible en mi, él sonrió en mis labios y abrió los ojos por fin.
-Me muero por que ya seas mi esposa.
-Entonces vamos- le tomé la mano y ambos caminamos hasta la habitación, nos despedimos con otro beso y nos miramos hasta que él estuvo fuera de mi alcance. Entré a la habitación.
-¡Tanya! ¿Dónde estabas?- me gritó Alice disgustada.
-Tranquila- le dije levantando las manos en son de paz.
-¡Es tarde! Vamos a vestirte- le sonreí y le dije que estaba bien. Trabajó increíblemente rápido, maquillándome y peinándome.
Recogió mi cabello en un semi recogido que dejaba caer mis rizos color fresa, dejando ver el escote del vestido que había escogido. Era blanco, siempre me habían gustado las bodas tradicionales, así que tenía que ser de ese color. El vestido era realmente hermoso, largo hasta los pies, ceñido en mi cintura, con un escote profundo en la parte de atrás que dejaba ver mi espalda.
-Te ves hermosa- me dijo cuando había terminado, Bella, Rosalie, Esme y Renesmee entraron a la habitación.
-¡Tanya!- me saludó Ness, que corrió a abrazarme- ¡qué hermosa te ves!
-Gracias pequeña- le dije, Bella y las demás también me saludaron y me dijeron lo hermosa que estaba, si pudiera sonrojarme, seguramente el rubor no hubiera sido necesario.

Me pareció que tuve que esperar una eternidad, pero solo fue una media hora mientras Alice y Jane arreglaban los últimos detalles, estuve esperando detrás del altar todo ese tiempo.
-Hola Tanya- me saludó Jane- te ves muy bien.
-Gracias.
-Me alegra que mi hermano al fin tenga a alguien con quien compartir su vida- empezó a decirme- y me alegra aún más que esa mujer seas tú.
-Jane, no sé qué decir.
-No tienes que decir nada, no suelo ser muy sentimental, así que es mejor que no me digas nada- dijo y se echó a reír, solo asentí y supe que Jane sería una gran amiga y cuñada, se fue después de devolverme la sonrisa.
El momento había llegado y yo me sentía muy nerviosa, Carlisle se había ofrecido a llevarme hasta el altar, siempre lo había considerado mi padre, así que acepte encantada cuando me lo propuso.
-¿Estás lista?- me preguntó, yo solo pude asentir.
Caminamos lentamente hacia el altar. Alec ya estaba allí, tan hermoso e inmaculado como siempre, vestía un traje que lo hacía ver aún más bello. Alrededor se encontraban todas las personas importantes para mí. Mi clan, Carmen, Eleazar, Garret y Kate estaban en primera fila, no pude evitar sentirme nostálgica por Irina, deseaba tanto que estuviese en ese momento tan importante en mi vida.
Después se encontraba el clan Cullen, mi segunda familia, y por supuesto mi nueva familia, los Vulturi. No pude evitar ver a Aro, su mirada no me demostraba ni alegría ni tristeza, tampoco enojo, realmente no supe qué pensaba.
También estaban algunos vampiros que habían peleado junto a los Cullen en aquella época, aquello parecía tan distante, que ni siquiera parecía que alguna vez los Vulturi y los Cullen tuvieron problema alguno.
Llegamos al altar después de unos segundos, Alec tomó mi mano y me susurró “te amo”. El padre comenzó la ceremonia. Me pareció eterno, solo deseaba que llegara a la parte de “los declaro marido y mujer”.
-Con este anillo- empezó a decir Alec cuando llegamos a la parte de los votos- aquí, frente nuestra familia y amigos, frente a ti, prometo cuidarte y amarte, protegerte y velar por tu felicidad, puesto que en ti volví a vivir, en tus labios supe lo hermosa que es la vida, prometo velar tus esperanzas, prometo ser tu apoyo en las dificultades y nunca apartarme de tu lado, te amo mi Tanya.
No pude evitar suspirar, este hombre me llenaba de amor a cada segundo, le sonreí como una idiota, sin saber qué decir, tomé aire y le coloqué el anillo- Yo, Tanya Denali, prometo amarte y cuidarte, serte fiel siempre, prometo hacerte feliz todos los días de nuestra existencia, contigo aprendí lo que es amar de verdad, contigo mi corazón ha vuelto a latir, te amo mi Alec.

Escuchaba los suspiros y las risitas del público que teníamos como testigo, entonces el padre dijo la tan ansiada frase “y los declaro, marido y mujer”, Alec me tomó de la cintura y me acercó a él, me besó con pasión y mucho amor, lo abracé y nos sumimos en un beso que parecía no tener fin, en el fondo escuchaba los aplausos y gritos de felicidad de mi familia y nunca en la vida pude haberme sentido tan feliz.