domingo, 14 de noviembre de 2010

MISION

Capitulo 11:

MISIÓN


El poder le teme al amor, porque el amor no le teme a nada

Autor desconocido


Todo el resto de la noche me quede arreglando el guardarropa, lo hice lentamente, con toda la paciencia posible, preferí hacerlo así para matar el tiempo y tener en que ocuparme, lo hice tan lentamente que me llevo seis horas acabar de organizar toda mi ropa, estuve en la habitación todo el tiempo, me aburrí después de terminar de arreglar absolutamente todo y recordé que había dicho que llamaría a mis hermanos, así que busque mi celular y use marcación rápida, espere, repico dos veces y luego respondieron, por la voz pude reconocer que era Kate, al parecer esperaba mi llamada o tenia su celular a la mano.

-Hermanita, Tanya hola ¿Cómo estas? ¿Cómo te la estas pasando? ¿Y Alec? ¿Y los Vulturi? ¿Qué paso? Cuéntame todo- me quede algo sorprendida por la lluvia de preguntas que me bombardeaban, pero ya estaba acostumbrada a eso y mas viniendo de Kate, sonreí, recordando aquellos tiempos de hermandad.

-Hola Kate, bueno estoy bien, me la estoy pasando súper, Alec esta de caza, los Vulturi me recibieron muy bien y no ha pasado nada, los llamaba para saber como estaban.

-Nosotros extrañándote, pero bien, ¿y como así? ¿Cómo te recibieron los Vulturi?- en su voz pude notar que estaba muy extrañada ante tal perspectiva, yo también lo estuve al principio, aun lo estoy, pero me lo estaba llevando a la ligera, agradarle a la familia de Alec era un paso importante y algo que me había propuesto si ellos no se disponían, por suerte las cosas salieron a mi favor.

-Me recibieron muy bien, incluso la hermana de Alec es muy agradable, y Aro me recibió con los brazos abiertos, como si me esperaran.

-¿De verdad?, que bien hermana, ¿donde estas?- no entendí porque me lo pregunto.

-Hamm en el castillo de los Vulturi, ¿por?

-No por nada, solo curiosidad- se escucho un silencio medio incomodo después hablo- ay hermanita te extrañamos mucho.

-Kate, solo tengo dos días aquí.

-Lo se, no me prestes atención, a veces digo cosas incoherentes.

-Ey hermana y ¿Carmen, Eleazar y Garret?

-OH, están de caza, estoy sola, pero no te preocupes les diré que llamaste- sentí que ese era el momento para cortar la llamada, pero no quería hacerlo, quería hablar con Carmen, Eleazar y Garret, esperaría a que llegaran.
-No, hablaremos hasta que lleguen- le dije plasmando mis pensamientos en voz alta, “OK” me dijo ella, estuvimos hablando por  un rato mas de lo que estuvieron haciendo en mis dos días de ausencia, nada alarmante ni fuera de lo común, prácticamente lo mismo de siempre, yo le conté a Kate lo que había hablado con Jane, y con Aro, y del hermoso lugar que me había mostrado Alec, obviando la parte melosa que, pensé, le parecería totalmente cursi, me bastaba con que Aro lo supiera cuando leyera mis pensamientos o los de Alec.

Estuvimos hablando aproximadamente una hora, esperando a que llegara el resto del clan, ya casi para el alba Carmen y los demás hablaron conmigo.

-Hola Tanya, hermana, ¿Cómo estas?- me pregunto Carmen, su voz denotó alegría cuando supo que era yo la que llamaba.

-Hola Carmen, estoy muy bien ¿y tu?- le pregunte con verdadera curiosidad.

-Bien Tanya ¿y Alec?

-De caza, ¿y Eleazar?- quise obviar el tema para que no me preguntara, Kate se encargaría de decirle, me paso a cada uno de los chicos, me quede hablando con ellos un rato mas, pero luego tuve que cortar por falta de saldo en el celular y también porque en el momento justo Alec entro a la habitación, cuando lo vi me olvide por unos instantes que aun sostenía una conversación con mi familia, se veía totalmente deslumbrante, su piel se veía mas blanca incluso mas brillante y sus ojos brillaba con la fuerza de un rojo escarlata intenso, Alec me quedo mirando, al principio no entendí su expresión, pero luego recordé que tenia el  celular en la mano.

-Kate, hermana te quiero, adiós, hablamos después- dije, esperaba que no hubiera sonado algo apresurado y por salir del paso.

-¿Hablabas con tu hermana?- me pregunto sonriendo.

-Si, desde hace horas ya debía cortar- le dije antes de que se le ocurriera decirme algo, en ese momento recordé que desde ayer no me había cambiado de ropa, un completo descuido de mi parte, me mire, estaba impecable, pero aun así no podía permitirme estar de esa manera.

 Salí corriendo y me metí al “closet” a cambiarme, sabia que Alec me esperaría afuera, no le di mucha importancia a eso, busque muy rápidamente lo que me pondría, ya me lo había imaginado, así que fue muy fácil y ya me había memorizado donde se encontraba cada prenda, me coloque un pantalón Jean, con una blusa blanca y un cinturón en el talle y unas botas negras de un tacón alto, pero no lo suficientemente altos, todo eso lo hice en escasos cinco minutos, deje mi cabellera suelta, haciendo que mis rizos cayeran en cascada por mi espalda. Salí del imponente armario, Alec estaba sentado en el borde de la cama esperándome, estaba de espaldas a mí, así que no me había visto, cuando volteo se quedo petrificado y una sonrisa recorrió sus labios, me embriago su mirada  y le respondí automáticamente con otra sonrisa, me quede en silencio solo sonriendo, Alec se levanto de la cama y se acerco a mi.

-Eres realmente hermosa- dijo acariciando mi rostro, baje mi mirada, aun seguía sonriendo.

-Subí la mirada- que bueno que el sonrojamiento no se nota- reí y el se río conmigo, me sentí en una burbuja personal, en ella solo estábamos Alec y yo, el resto no importaba, no existía, no había espacio, ni tiempo, solo nuestro amor.

Estuvimos así unos minutos, y luego sentí unos pasos que se acercaban a la habitación, Alec no se alejo de mí, pero yo si lo hice, avanzando rápidamente a la puerta, me sorprendí un poco al ver a Jane acercándose, intente componer mi rostro lo mas que pude para que no demostrara sorpresa alguna, lo hice bastante bien al parecer, porque no pareció notar nada inusual en mi, o era muy buena actriz, se acercaba a un ritmo lento con su agraciada forma de caminar y su cara de ángel, camino hasta llegar a mi, me sonrío y miro hacia adentro buscando algo, probablemente a Alec, me hice a un lado para que lo viera, Alec estaba de frente a nosotras, mirando a Jane de un modo despectivo, pero solo por unos segundos, me imagine que la miro así por su forma tan natural de interrumpirnos, pero al mismo tiempo no podía mirar a su hermana de esa manera por eso arreglo su mirada.

-Alec, Aro necesita hablar con nosotros- dijo con voz angelical, se veía extremadamente tierna y al mismo tiempo capaz de acabar contigo en un segundo.

-¿Sobre que?- le pregunto él con naturalidad, Jane lo observo por mini segundos y luego dirigió su mirada hacia mi, entendí muy rápido la situación, era algo privado, no podía saberlo, me invadió una preocupación, ¿Por qué yo no podía enterarme?, quizás era algo referente a sus misiones, si era así, el miedo que llenaba mi ser era indescriptible, temía por mi Alec, y sabia que convencerlo no seria algo sencillo, por otra parte si no era sobre las misiones, ¿seria sobre mi?, no quería ni siquiera formar esa idea en mi cabeza, la impresión que me había llevado de los Vulturi no era esa, y no creía capaz a Aro de hacer semejante cosa ¿o si?, lo conocía desde hace muchos años y siempre nuestros encuentros nunca fueron del todo agradables, tenia muy en claro que Aro era capaz de matar, y de hacer lo que fuera necesario para conseguir lo que desea. Ese último pensamiento desbordo mi primera hipótesis y de nuevo el miedo invadió mi ser, ahora no solo temiendo por lo que pudiera sucederle a Alec sino también a mi, no precisamente porque tuviera miedo de morir sino porque no estaría con Alec y eso seria pero que la muerte mas cruel de todas. Todo esto lo pensé en tan solo segundos, observando cuidadosamente las expresiones de los dos vampiros que estaban presentes, Alec tenia una mirada cautelosa, mirando a Jane y mirándome a mi, deseaba que alguien hablara.

-Es mejor que te lo diga el mismo Aro- le dijo Jane después de un minuto.

-OK, bajare enseguida, dame unos segundos- le dijo Alec, Jane asintió y salio disparada hacia abajo, gire mi cuerpo y ya tenia a Alec frente a mi a escasos centímetros entre nosotros, lo mire y el se concentro en mis ojos, deseándome con la mirada de nuevo, en ese instante me olvide de los miedos infundidos por mi imaginación, supe que nada ni nadie era capaz de separarnos, por mas fuerte o peligrosa que sean las adversidades siempre nuestro amor podría contra todo, y eso me alegraba.

-Vendré enseguida- me dijo con una sonrisa.
-Te espero- le devolví la sonrisa, Alec salio de la habitación a un ritmo lento, al llegar al final del pasillo, corrió con su increíble velocidad escaleras abajo.

No sabía si quedarme allí como una niña buena o, hacer algo para saber sobre que iban a hablar, ninguna de las dos opciones me agradaba, no quería quedarme con la intriga, pero me parecía de muy mal gusto espiar, agregando también que espiar a un vampiro es una tarea algo difícil y más aun tratándose de los Vulturi, no decidí nada, Salí de la habitación y recorrí el mismo camino que Alec y Jane habían hecho hace unos minutos, baje las escaleras que me conducían a una especie de sala, mire hacia el sur de donde me encontraba y reconocí la puerta que conducía a la recepción, sabia que Alec no se había ido por ahí, aunque el lugar estaba hasta el tope de sus efluvios, el mas reciente conducía hacia el pasillo que tenia a mi oeste, voltee a mirar hacia allá, reconociéndolo de inmediato, ese fue el primer lugar al que había entrado la primera vez que pise el castillo de los Vulturi, el primer encuentro con ellos no fue nada agradable, fue la vez que mataron a mi madre, a mi creadora, ver ese pasillo me hacia recordar aquel momento, por eso cuando recorrí los alrededores del castillo entre a todos los lugares menos allí, pero las circunstancias me hicieron recordar aquel momento tan horrible.

Sucedió en el año 1245 para el siglo XIII, yo tenia casi 200 años de existencia, ese día estaba inusualmente soleado, aun vivíamos en Eslovaquia, nos quedamos en la casa todo el día, mis hermanas y yo esperábamos a que anocheciera para salir a cazar. Cuando se hizo la noche, Kate, Irina y yo nos fuimos y Sasha se quedo sola, volvimos después de varias horas y nuestra creadora ya no estaba, me sentí realmente devastada cuando regresamos y todo estaba destrozado, captamos los efluvios de los vampiros, pero no los reconocimos, sin embargo no tuvimos que buscarlos porque ellos nos encontraron a nosotras, nos llevaron hasta Italia, no opusimos resistencia, sabíamos que la tenían y teníamos miedo de lo que pudiera sucederle a Sasha, recordé claramente cuando entraba por esta antesala y caminaba por el pasillo oscuro y profundo que me conduciría al lugar de reuniones y ejecuciones de los Vulturi, cuando vi a Sasha allí desee llorar, llorar con todas mis fuerzas, pero mi cuerpo no me lo permitió, nuestro terrible primer encuentro con los Vulturi duro muy poco, después de que a nuestra creadora se le acusara de haber creado a un niño inmortal la decisión fue unánime, ella debía morir, si no hubiera sido porque deseaba protegernos seguramente también habríamos muerto, ver a Vasili, fue incluso mas doloroso para mi, ese pequeño niño inmortal inconsciente de lo que era o de lo que hacia, jamás pude borrar de mi mente su imagen, y la imagen que siguió después, los Vulturi destrozando el cuello del pequeño niño, y acto seguido el de mi madre, después de que nos dejaron ir, Kate, Irina y yo respetamos sus reglas sobre cualquier cosa, pero siempre quedo en mi ese rencor hacia ellos, hasta que Alec cambio eso, para mi primer encuentro él y su hermana aun no estaban con ellos.

Intente deshacer el recuerdo de mi cabeza, no quería sentirme así de nuevo, y menos estando en donde estaba, respire profundo y camine hasta la entrada del pasillo, me detuve allí, sabiendo que si avanzaba mas podrían darse cuenta de que estaba ahí, tratando de saber lo que hablaban, en ese momento decidí que si era algo sobre mi Alec me defendería y no dejaría que me hicieran nada, di media vuelta y subí rápidamente a la habitación, de nuevo, para esperar a Alec aquí, como se supone que debía ser.

Me alegre de haberlo hecho, unos minutos después Alec volvió a subir, intentando sorprenderme, abrazándome por la espalda, me voltee rápidamente y quedamos frente a frente, mirándonos a los ojos intensamente.

-Te aburriste esperándome- me pregunto con cara divertida.

Negué con la cabeza, mordiéndome el labio inferior y rozando mi nariz con la suya-no-le dije, quería preguntarle de que hablaron pero no me pareció prudente si su hermana no quería que me enterara.

-¿Quieres saber de que estábamos hablando?- me pregunto sonriendo, no se si fue que se dio cuenta o que solo deseaba contármelo.

-¿Soy tan obvia?- le dije riéndome.

-No, no lo eres, pero para mí quizá si- me dijo, acariciando un mechón de mi cabello y pasándolo detrás de mi oreja. No le dije nada, me quede callada esperando a que continuara- hablamos de mi próxima misión- me dijo después de unos segundos, mis sentidos se alarmaron, entonces no estaba tan equivocada, esa había sido mi primera teoría, un miedo terrible empezó a inundarme por dos razones, la primera; temía por Alec, lo que pudiera sucederle y la segunda; ¿Cómo lo convencería de que me dejara ir con el?, deseaba hacerlo, pero sabia que no me dejaría, debía pensar algo y pronto.

-¿Ha si?, ¿A dónde iras?- intente sonar lo mas natural posible, sin mirarlo a los ojos, sabia que si lo miraba, flaquearía y descubriría mis intensiones.

-Iré con Jane, Felix y Demetri a buscar licántropos.

Me extrañe, pero luego recordé que no era lo mismo licántropo que metamorfo, y pensé rápidamente en posibles razones para acompañarlo.

-¿Por qué iras a buscar licántropos?- quise saber.

-Cayo tiene una afición hacia ellos, por así decirlo, el punto es que desea exterminarlos a todos-me dijo, con una expresión seria en el rostro.

-¿Por qué desea matarlos?- pregunte, me lleno de curiosidad, no entendía como alguien podía actuar de esa forma.

-Hace muchos años, Cayo casi pierde una pelea con uno de ellos- solo dijo eso, entendí que no me diría nada mas, no debía hacerlo, entendí perfectamente el resto de la historia, su miedo fue tan grande que decidió acabar con todos, su rencor hacia los hijos de la luna lo provoco- pensé.

-Y…- no me atreví a continuar, había cambiado de tema y él lo sabia.

-Dime- no se aventuro a sacar conclusiones, pero me imagino que lo que pensó era lo correcto.

-Sabes que es lo que trato de decirte- no lo dije como una pregunta, lo dije como una afirmación.

-Tu me prometiste que no intentarías convencerme- me dijo al oído, rozando sus labios por mis sienes, me era muy difícil concentrarme así.

-No lo Hare, solo quiero acompañarte- cerré mis ojos aspirando su aroma embriagador.

-Lo estas haciendo, sabes que no te dejare ir, podría ser demasiado peligroso.

-Es por esa razón por la que deseo acompañarte, yo estaría aquí demasiado preocupada por ti y no deseo eso.

-Pero si vas yo no estaría concentrado, de hecho me cuesta estarlo ahora, así tan cerca de ti no puedo pensar con claridad.

Sonreí- déjame ir contigo Alec, por favor- le dije, lo mas suave que pude, y en el tono mas persuasivo.

-No me lo pidas de esa manera, me cuesta decirte que no- me dijo acariciando mis hombros hasta mi antebrazo.

-Entonces no lo hagas, no me digas que no y déjame ir contigo- le dije en el mismo tono persuasivo.

Tomo mi rostro entre sus manos, obligándome a mirarlo a los ojos, estaba indeciso entre dejarme ir o no, en cierto modo lo comprendía, pero también deseaba que el me entendiera a mi, yo no podía dejarlo ir, “solo” a una misión que era tan peligrosa, o eso me decía él, se acerco a mi, nuestros labios quedaron a escasos milímetros.

-Te amo- susurró, y acto seguido me besó, fue mas especial e intenso que los otros, como si me estuviera rogando que no intentara convencerlo, pero eso era algo imposible, ya había tomado mi decisión, e iría con el, sabia que era capaz de convencerlo, le respondí, uniendo no solo nuestros labios, sino también nuestros cuerpos, apegándome a el, enrede mis manos en su cabello castaño, perdí todo sentido de pensamiento, si antes no podía pensar con claridad, ahora no podía pensar nada, nada ni nadie, solo en ese instante, en ese momento de magia y pasión, lo amaba, con todas mis fuerzas y temía que algo le sucediera.

-Entonces iré- dije afirmando, me sentía segura de que aceptaría.

-Si- dijo rindiéndose- pero con una condición- se quedo callado esperando a que yo preguntara.

-¿Cuál?

-Haras todo lo que te diga, lo que sea, ¿me lo prometes?- me miro a los ojos, esperando una respuesta, por un instante creí que flaquearía en mi respuesta.

-Si, te lo prometo- le dije, y sonreí triunfante, o bueno casi, me pregunte a que se refería con que Hare todo lo que el diga, no lo sabia, pero esta vez si cumpliría con mi palabra.

-Y, ¿Cuándo nos iremos?- pregunte.

-En la noche- dijo él sin el mas mínimo atisbo de animo, me sentí algo culpable y un poco egoísta, pero necesitaba ir con el.

-OK, ¿y que haremos mientras esperamos?- pregunte, alejándome de él, pero solo un poco.

-Iremos a informarle a los demás que nos acompañas.

-Claro-tome su mano y lo lleve conmigo hasta la sala en la que había estado hace poco, me detuve allí, recordando que no sabía donde se encontraban, lo mire, preguntándole con la mirada, me señalo hacia el pasillo que había visto, el que me hizo recordar aquel horrible momento, en ese instante dude en pasar por ahí, Alec se dio cuenta.

-¿Qué sucede?- me pregunto dudoso, no supe si decirle lo que pensaba, o no, si éramos novios no debía ocultarle nada, pero temía por su reacción.

-Nada, solo recordaba; la primera vez que entre a este castillo- callé, sin deseos de continuar, recordarlo dos veces el mismo día no era algo apetecible.

-¿Cuándo fue?- me pregunto, alentándome a que le contara, respire profundo, esta vez sintiendo un nudo en mi garganta deseando llorar- no quieres hablar de eso ¿cierto?- me dijo al ver mi reacción.

-No es eso, es solo que, la primera vez que entre, la reunión no fue nada agradable- dije mirando al suelo.

-¿Estaba?- me pregunto, sabia a lo que se refería.

-No, fue en el año 1245, yo tenia doscientos años de vampira, y como soy cuatrocientos años mayor que tu…- me reí ante mi propio comentario, sin poder continuar la frase, Alec rió con migo.

-¿Vamos?- me pregunto señalando el pasillo y tomando mi mano, asentí, y caminamos en dirección hacia el espeluznante pasillo, el camino fue rápido y silencioso, llegamos a una enorme puerta, que reconocí, era color plateado añejo y estaba decorada, al igual que el resto del castillo, al estilo vieja Italia combinado con un arte gótico, Alec la abrió, al entrar vi las ya reconocidas sillas o mejor dicho tronos de los Vulturi, pero ellos no estaban ahí, solo se encontraban Jane, Felix y Demetri. Pude notar que Jane se sorprendió al verme allí, pensé que tal vez no le agradara la idea de que yo fuera.

-Chicos, Tanya ira con nosotros a la misión- les dijo Alec, sus rostros se debatían entre sorpresa y algo de desagrado, me sentí incomoda.

-¿Ya le avisaste a Aro?- pregunto Jane.

-Si- mintió, no supe porque, o tal vez no estaba mintiendo y Aro ya lo sabia, después de todo Alec suponía que lo convencería y también me imagine que supuso que aceptaría y se lo dijo a Aro a través de sus pensamientos.

-OK, que bien, por primera vez nos acompañara otra chica- dijo Demetri sonriendo.

-¿Y ya Tanya sabe lo que haremos?- pregunto Felix, mirándome primero a mi y luego a Alec.

-Si- respondí al instante, pero luego corregí- bueno, algo- dije ladeando la cabeza de un lado a otro.

-Le dije lo que haremos, pero no exactamente- respondió Alec- mejor dicho, no completamente.

-Dile- dijo Jane, con una media sonrisa en su rostro, parecía divertida.

-Buscaremos licántropos y los capturaremos, después Cayo decidirá que hacer con ellos, aunque claro, ya sabemos que es lo que hará- eso ultimo se lo dijo a los demás, dirigiendo su mirada hacia ellos.

-Se oye sencillo- dije en tono gracioso, pero Alec me miro, y supe que lo que dije no le pareció divertido en lo absoluto.

-Eso lo dices porque nunca has visto a un licántropo ¿verdad Tanya?- me pregunto Demetri.

-No, nunca los he visto, pero no creo que sea tan difícil ¿o si?- lo rete.

-Para mi no- dijo y se rió, y Felix también se rió con el.

Estuvimos el resto de la mañana y toda la tarde planeando estrategias, Alec hablo muy poco, lo observe varias veces y de nuevo tuve ese sentimiento de culpa y egoísmo, trate de ignorarlo, pero me costo mucho y mas aun sabiendo que provenía del ser que mas amaba.

Esperamos hasta que se hiciera la noche, mientras más se acercaba el momento mas nerviosa me ponía, pero evite a toda costa hacerlo notorio, no deseaba que se dieran  cuenta y mucho menos Alec.
Salimos del castillo, y nos dirigimos hacia el oeste, donde había un denso bosque, nos adentramos en el demasiado rápido, corriendo siempre en la misma dirección, no sabia lo que me esperaba, pero si estaba con Alec no me importaba.
Estuvimos corriendo aproximadamente por media hora sin encontrar nada inusual, veía pasar el bosque muy rápidamente, todo totalmente oscuro, aunque a nuestros ojos era igual pero en un grado mas tenue, exactamente no sabia que buscar, en la tarde Felix se encargo de describirme a los licántropos, me dijo que ran criaturas extremadamente altas, caminaban en dos patas y tenían aspecto de bestia, entre humano y lobo, mutaban con las fases de la luna, esa noche era luna llena, su rostro era una combinación que se acercaba mas a la de un animal y estaban casi completamente cubiertos de pelo, en cuanto a su aroma, era repugnante parecido al de un perro mojado o un gato mojado, combinado con otros aromas que me describió, Felix me dijo que los reconocería enseguida, -una pestilencia como esa se reconoce a kilómetros- dijo, recordarlo me hizo reír por lo bajo.

Todo estaba muy tranquilo, hasta que me llego el aroma de algo verdaderamente horrible, y no era uno, eran varios, automáticamente voltee a mirar a Alec, el me miro de igual forma y vi en su rostro el pánico, pero no por el sino por mi.

-Sepárense- dijo Jane- son mas de tres, Felix, Demetri vengan conmigo- dijo y avanzo al lado contrario de donde estábamos, antes de avanzar dijo- Alec ya sabes que hacer, el asintió y tomo mi mano.

-Ven conmigo- me dijo, y avanzamos del lado opuesto por donde se había ido Jane, corrimos hasta llegar a una zona llena de árboles, con tantas raíces a un humano le hubiera costado pasar por ahí, de nuevo detecte el aroma de dos licántropos, Felix tenia razón, eran fáciles de detectar, nos detuvimos ahí.

-¿Están aquí verdad?- le pregunte a Alec.

-Si, Tanya, vete- me dijo mirando hacia el oscuro bosque que nos rodeaba.

-Pero…- me calle a mi misma cuando volteo a verme.

-Me lo prometiste- me dijo con un tono dulce, pero a la vez frustrado, solo asentí, solté su mano, y me dispuse a girar para irme, pero divise unas sombras, parecía que corrían en círculos alrededor de nosotros, y luego escuche como crujían las raíces de los árboles sobre nuestros pies, y el aroma mucho mas cerca, eran rápidos, pero no tanto como nosotros, camine algo indecisa hacia adelante, y luego Salí disparada hacia esa la dirección en la que anteriormente había visto las sombras, no se porque lo hice. No había avanzado cinco metros de donde estaba cuando choque contra algo duro, el golpe inesperado me hizo rebotar hacía atrás, provocando que el cabello me cubriera el rostro por unos segundos lo aparte de mi cara y quede frente a frente con la imponente criatura, era tal cual me la había descrito Felix, me quede allí parada sin saber que hacer, observándolo y él a mi con ojos asesinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario