viernes, 27 de abril de 2012

LA PROPUESTA




Inmensamente feliz.

Así me sentía yo, completa y feliz; pertenecerle a él de todas las formas posibles, en cuerpo y alma me hacía sentir la vampiresa más dichosa sobre la faz de la tierra.  La noche; negra y oscura, mi agonía al sentir que lo perdía se había convertido en el amanecer más espectacular de mi existencia, el frío abismo oscuro en el que estaba, Alec lo lleno de luz, convirtiéndolo en mi despertar, mi alba.
Estuve abrazada a él, degustando su aroma y él el mío aun sintiendo sus caricias en mi piel, sus besos en mis labios, y sus ojos perdiéndose en los míos como el profundo mar,

Infinito.

Como mi amor por él, si alguna vez dude, ahora estaba completamente segura de que lo amaría siempre y sabía que ahora mi amor era correspondido.

Las horas junto a Alec los sentía como minutos, sentía que el tiempo me jugaba sucio, porque sabía que debía irse, y aunque no fuera una separación de gran magnitud, no deseba que se fuera de mi lado, lo único que quería era estar así con él, abrazados, sintiendo los sentimientos del otro.

Todo en lo que debía pensar, en lo que debía preocuparme, pasó a segundo plano, en estos momentos lo que ocupaba mis pensamientos era el momento que vivía, volver a la realidad y a lo que iba a hacer era una opción que no me agradaba, que deseba olvidar, pero lamentablemente no podía, tampoco tenía la fuerza suficiente para contárselo a Alec, sabía que si se lo decía se iba a sentir culpable, y esa no era mi intención, él no tenía la culpa de mi conflicto interno, de que yo no supiera que hacer y de sentir esa horrible presión de…¿decidir?, no yo no podía decidir entre Alec y ellos, ambos eran parte de mi y me rehusaba a perder alguno de los dos, al mismo tiempo me sentía completamente egoísta al poner a mi familia en esa situación y me sentía entre la espada y  la pared, porque hacer que Alec se fuera conmigo sería ponerlo exactamente en mi misma situación y yo no sería capaz de hacerlo decidir entre su familia y yo. Debía pensar en algo que no causara la separación de mi clan, ni alejarme de Alec.

Alec empezó a acariciarme la espalda con la yema de sus dedos, a nuestro tacto la piel era calida, sonreí y suspire, tenía mi cabeza recostada en su pecho con los ojos cerrados, él empezó a jugar con un rizo de mi cabello.

-¿En que piensas?- me preguntó, note en su voz lo feliz que se sentía, igual que yo, sonreía; no supe que responderle, tarde un minuto en hacerlo.

Volví a suspirar- En que te amo- alcé mi mirada, tenía los ojos cerrados y esbozaba una sonrisa, que hacía que su perfecto rostro, fuera aún mas bello, casi angelical, abrió sus ojos y me miro.

-Yo también te amo- sonreí, y acaricie su cabello castaño, no necesitábamos palabras para decir lo que sentíamos en ese momento, tan solo con mirarnos podíamos saberlo.
Amor- me dijo, y se quedo mirándome fijamente- ¿te puedo preguntar algo?- no me imagine que me diría eso, juraría que sentí algo en  mi pecho como si presintiera que no me gustaría la pregunta, aún así le dije:

-Si, claro- sonreí, aguardando a que me preguntara.

Se quedo callado por unos segundos, como pensando la forma  de formular la pregunta, compuso su rostro y su mirada se puso sería, supe que no me gustaría la respuesta que tendría que darle- ¿Qué paso con tu hermana?- me pregunto, al parecer si había notado la seriedad del asunto y de que le ocultaba algo, en realidad no me extraño que lo notara después de todo, él no era ningún tonto, intente irme por la tangente.

-¿Con Kate?- pregunte sin esperar respuesta- nada ¿por qué?- le pregunté con voz inocente y con una pequeña curvación en mis labios, pero él no cambio su expresión seria.

-Siento que me ocultas algo- su frase me cayó de sorpresa e hizo que también me pusiera sería, yo no quería decirle que tenia una decisión que tomar con respecto a… ¿a que?, ni siquiera sabía si era o no una decisión. Fuera lo que fuera ni mi clan ni él estaban fuera de mi vida, me quede callada por varios minutos sin saber que responderle.

-¿Por qué sientes eso?- le pregunte.

-No se, lo siento, lo veo en tus ojos- me miro fijamente, estaba usando psicología inversa conmigo, su mirada era sería, y al mismo tiempo dulce y suplicante.

Suspire, debía contarle lo que pasaba, esperaba que no se sintiera de la forma en la que yo imaginaba- Lo siento amor, es que…- me quedaba sin palabras, no había como explicárselo- lo que sucede es que mi hermana quería saber si yo me quedaría aquí o me iría con ella a Denali- le solté todo de una, y baje mi mirada para evitar la suya.

Su cara sería se descompuso y se volvió llena de culpa, justo lo que yo intentaba evitar, me costaba mirarlo, porque de cierta forma sentía que le había mentido.

-Lamento no habértelo dicho antes amor,-suspire- es solo que quería evitar hacerte sentir culpable –le dije aun mirando hacia abajo, no me atrevía a mirarlo a los ojos.

-Pero es que si tengo la culpa de ponerte en esta situación- dijo e hizo que lo mirara, sus ojos eran suplicantes y tiernos, casi como si se llenaran de lágrimas, cerré mis ojos para no verlo, me acerque a él y susurre en su oído:

-No es tu culpa, no me estas poniendo en ninguna situación, esto lo hice yo sola – reí por lo bajo- voy a encontrar la forma de estar cerca de las personas que amo sin tener que sacrificar nada –sonreí y lo mire, quedando a centímetros de su rostro.

Alec no dijo absolutamente nada, solo me miro y sonrió, cerro los ojos y respiro mi aroma por unos segundos, acto seguido me beso, me beso con pasión e intensidad, correspondí a su beso y lo abrace fuertemente, deseando tenerlo así por siempre, amaba a ese hombre con mi vida.
Estuvimos abrazados, sin articular ni una sola palabra por varias horas, solo disfrutando el momento de estar juntos, pero después de pasada toda la mañana escuchamos a Jane que se disponía a venir a buscarnos, tuvimos que hacer un esfuerzo muy grande para poder levantarnos, pero a regañadientes nos toco hacerlo, para cuando Jane llego a la habitación ya todo estaba impecable, aunque claro, ella no era ninguna tonta, solo se limito a sonreír e hizo un amago a Alec para que saliera.

-¿Ahora?- le pregunto él, mirándola con una cara que se debatía entre ¿por qué? Y Qué metiche eres, reí al ver su expresión.

-Si, ahora- Jane volteo a mirarme – Lo siento pero lo necesito por unos segundos, enseguida te lo devuelvo – finalizado eso se hecho a reír en una carcajada, a decir verdad nunca la había escuchado reír, fue algo extraño pero gratificante, me hizo sentir que definitivamente me había ganado su confianza, Alec volteo a verme, se acerco a mi y me dio un pequeño beso.

-Ya vuelvo- sonrío y salio siguiendo a Jane.

Me senté al pie de la cama y suspire de felicidad lo más fuerte que pude, sonreí y me tire en la cama, cerré mis ojos y comencé a recordar todos los momentos después de la muerte de Friedrich, a los Cullen, mi adorada familia y a cada uno de ellos, a Kate, a Carmen, Eleazar y Garret, y mi ultimo pensamiento reparo en Alec y en lo que acababa de decirle, que iba a hacer con respecto a mi familia, de verdad me costaba mucho pensar en una solución, se me ocurrían varias opciones pero ninguna me parecía razonable, al menos no sin perder algo y eso no podía permitírmelo. Decidí entrar al baño a darme una larga y relajante ducha como lo hacía en Denali. Entre al imponente baño, era realmente hermoso y el lugar irradiaba mucha paz, al fondo tenia una enorme bañera con algunos detalles en bronce, era de cerámica blanca, el resto del baño era de un tono blanquecino combinado con toques en dorado, me detuve unos segundos a apreciar el hermoso lugar que contemplaba, me quite la ropa que traía puesta abrí la llave y me acosté en la enorme bañera, cerré mis ojos y suspire, el agua estaba un poco fría pero eso me importaba en lo mas mínimo, me sumergí completamente para mojar mi cabello, y me quede allí por varios minutos, aun tenía los ojos cerrados y pensaba sin pensar nada en realidad, saque solo mi cabeza del agua, y me quede observando el agua de la llave, escuchando cada gota caer y fusionarse con el agua de la bañera que estaba comenzando a salirse, cerré la llave y deje ir solo un poco de agua para que no se siguiera botando, y volví a colocarme en la posición en la que estaba hace unos segundos.
¿Qué solución puedo darle a todo esto?- pensé, aun no se me ocurría nada, y estar lejos de mi familia me estaba afectando, los extrañaba mucho, después de vivir todo un milenio con ellos dejarlos así no era nada sencillo. Estuve pensando en miles de opciones durante las siguientes dos horas, Alec no había subido para mi suerte, porque no quería que me viera así y menos después de lo que había pasado entre nosotros, recordar eso hizo que me desviara de mis pensamientos de nuevo, recordé sus caricias, sus labios rozando mi piel, me estremecí, respire profundo y sacudí mi cabeza, debía concentrarme en lo que estaba haciendo, se me ocurrió que tal vez yo podría ir a visitarlos cada cierto tiempo, -No- dije bajo, no podía hacer eso, yo soy la líder del clan no podía ir una vez ocasional a Denali, les estaría haciendo daño y también a mi, separarme de ellos ya estaba claro que no lo haría, y no me iría a Denali porque Alec no se iba a ir conmigo, volví a suspirar frotándome las sienes, algo frustrada por la situación, ¿y si ellos se mudan a Italia?- fue como una de esas voces que suenan en tu cabeza, no como estar loco, sino cuando estas meditando y suena la voz de tu conciencia de tu alma reflexionando, no era tan mala idea el que ellos se vinieran a Italia, no teníamos ningún asunto pendiente en Denali, es más, debíamos estar ocultos o buscar una nueva locación para quedarnos porque ya habíamos estado el tiempo suficiente allí, sonreí al pensar en esa posibilidad, me hacia sentir un poco aliviada el hecho de que hubiera una pequeña esperanza de que pudiera estar junto a mi familia y junto a Alec sin tener que perder nada, no quise ilusionarme demasiado con la idea, pero la mantuve presente, rondando mi mente, pensando en esa pequeña posibilidad. Me relaje un poco mas y volví a sumergirme en el agua, esta vez con los ojos abiertos, era extraño ver el techo desde esa perspectiva, como si tuviera una cortina transparente moviéndose enfrente de mi, sonreí e intente reír pero no pude por estar sumergida, la luz destellaba con el agua dejando ver una estela de hermosos colores, en ese preciso instante desee quedarme allí, donde no existían problemas ni decisiones y todo era tan calmado y hermoso.
Me quede acostada allí sumergida bajo el agua y cerré mis ojos, no se si pasaron minutos o horas, solo sé que después de un rato deje de sentir el agua en mi rostro, abrí los ojos de golpe y me di cuenta de que toda el agua estuvo drenándose lentamente por el agujero de la bañera, al parecer no la había cerrado bien, me reí un poco y me levante, busque mi toalla y comencé a secarme, me vestí, como ya me había acostumbrado a hacerlo en este lugar, y salí del baño.

Para mi sorpresa Alec estaba allí, sentado en la cama mirando hacía afuera de la habitación, sabía que me estuvo escuchando todo este tiempo, pero yo no lo había escuchado a él, sonreí y me senté en la cama acercándome hacia donde estaba, lo abrace por la espalda y le besé el cuello, el se volteo instintivamente y me acostó en la cama quedando sobre mí, tomando mis muñecas entre sus manos, sonrió y me miro detallándome minuciosamente.

-Te tardaste bastante en el baño- dijo y se rió, yo me limite a sonreírle.

-¿Tú crees?- dije y reí –me gusta pasar tiempo en la ducha –sonreí- me relaja y me sirve para pensar.

Él sonrió y se acerco a mi- ¿y que pensaste?- dijo eso en un susurro, que hizo que me estremeciera.

-Solo en una manera de poder estar con los que amo- sonreí, acto seguido lo besé, Alec siguió mi beso haciéndolo aun mas intenso, me apegó a él y me abrazo fuerte, acariciando mis hombros, no quería que se detuviera pero él se alejo de mi, solo un poco pero lo hizo, abrí mis ojos y lo mire, Alec estaba observando mi semblante y sonriendo.

-Quiero que me acompañes a un lugar- rió por lo bajo y luego corrigió – bueno acompañar no es la palabra, mas bien quiero mostrarte algo.

-¿Qué cosa mi amor?- le dije sonriendo.

Él pensó su respuesta por unos segundos – no te lo diré, quiero que lo veas por ti misma.

-Esta bien, entonces vamos –dije y sonreí, se puso de pie y extendió su mano para que me levantara, la tome y él me jalo hacia donde estaba, abrazándome y dándome un beso en la frente.

-Te amo- me dijo y sonrió, entrelazo nuestras manos y comenzó a caminar, lo detuve.

-Espera un segundo- dije, el volteo a mirarme un poco extrañado.

-¿Qué sucede?

-Nada solo que…- espere unos segundos para continuar hablando- que no te dije cual era mi idea- sonreí.

-me la dices por el camino ¿si?- sonrió, se veía muy entusiasmado por lo que iba a hacer, la curiosidad estaba empezando a carcomerme, así que accedí, retomamos el paso y salimos del castillo a un ritmo aparentemente normal, mientras caminábamos le dije a Alec mi idea sobre el clan trasladándose a Italia, pensarla fue una cosa, pero decirla en voz alta me hizo darme cuenta de que la posibilidad era mas que minima, era una posibilidad muy buena y estaba un cincuenta por ciento segura de que mi clan aceptaría, no quería pensar en el otro cincuenta por ciento de probabilidades en el que las cosas no pudieran darse, porque la simple idea me atemorizaba. Alec estuvo escuchándome todo el tiempo que hable, y solo me sonreía, después de que le plantee mi idea, me dijo que le parecía excelente y que no tenía ninguna duda de que mis hermanos aceptarían, porque sabía que ellos deseaban que yo fuera feliz. Caminamos un rato mas entre la multitud de personas, al parecer en Volterra se estaba celebrando un evento, parecía algo así como un concierto en la calle, me reí al ver a las personas amontonadas adorando a los artistas que se presentaban, se veían tan fanáticas que era hasta un poco patético, seguimos avanzando hasta llegar al parque donde nos habíamos visto la noche siguiente después del baile, el lugar, como siempre no se encontraba muy lleno de personas, pero esta noche debido al evento se hallaban solo un poco mas de las habituales, me hizo avanzar hasta el gran roble, se detuvo allí y se giro para quedar frente a mi.

-Primera parada- dijo y sonrió, esperando a que le respondiera.

-¿A que te refieres?- no pude evitar reírme, comencé a ponerme nerviosa.

Alec seguía mirándome, esta vez entre divertido y tierno, acaricio mi cabello, se acerco a mi y susurro a mi oído: en este lugar fue en donde por primera vez pude sentir el sabor de tus labios, el aroma de tu piel, tu respiración acompasada junto con la mía, en donde me di cuenta de que me estaba enamorando de la persona mas hermosa del mundo, Te amo Tanya, ya no concibo la vida sin ti.

Suspire y sonreí, escucharlo decirme eso era tan único y especial, me llenaba de sensaciones y emociones que creí que jamás iba a sentir, el me hacía sentir única, me hacía sentir amada y muy feliz, lo abrace con fuerza, aspirando su aroma tan particular a rosas y cerezas- te amo mi Alec, te amo- deseaba gritárselo al mundo entero, cambiaría cualquier momento, cualquier cosa de mi vida por hacer que este momento fuera eterno, sonreí y pude sentir como él lo hizo también, sentía que mi corazón latía a un ritmo acelerado, producto de mi amor por él, una ilusión que sentía tan real, iba a amar a Alec toda mi eternidad sea cual fuere el tiempo que durara; esperaba que para siempre.


-Sígueme- me dijo después de unos minutos de estar así, sonrió y comenzó a correr en la dirección en donde quedaba su claro, se que iba a hacer muy tonto de mi parte pero aun así le pregunte.

-¿A dónde vamos?- le sonreí.

-Ya tu lo sabes- dijo y guiño un ojo, yo me limite a reír y lo seguí, en ningún momento nos soltamos de las manos, seguí corriendo con él escuchando los sonidos de la naturaleza, no se por qué pero me pareció que toda la naturaleza estaba armonizada con nosotros, con lo que sentíamos, veía las cosas tan hermosas, cada detalle, cada rosa, cada árbol, estaba perfectamente colocado esa noche, de tal manera que adornaba el lugar en un espectáculo digno de ver.
Recorrimos el bosque por varios minutos que sentí eternos, tenía mucha curiosidad de saber que era lo que me tenía preparado, comencé a imaginarme miles de posibilidades, todas pasaban por mi mente como imágenes rápidas, muy gratificantes a decir verdad, pero no quise adelantar nada, así que me mantuve callada solo sonriendo y observándolo.
Antes de llegar al lugar, él se detuvo y volteo a mirarme, pude notar en sus ojos que estaba nervioso, me reí ante ese hecho, no podía creer que estuviera nervioso, solo me sonrió y me miró, me rodeo hasta quedar detrás de mí, yo solo lo seguía con la mirada; sonriendo.

-No veas- dijo, y me tapo los ojos con sus manos.

-Está bien- dije y reí.
Alec me llevo caminando por el claro con los ojos tapados con el más mínimo cuidado para evitar que tropezara, caminamos en silencio hasta que se detuvo.

-No abras los ojos amor- susurro en mi oído, yo me limite a sonreír y me quede de pie allí, inmóvil, con los ojos cerrados, Alec se alejo de mí y me dijo:

-Ábrelos- apenas lo dijo, abrí los ojos, la curiosidad me mataba, observe todo sorprendida y con un enorme sonrisa dibujada en mi rostro, comencé a sentir que mi corazón latía a mil por hora, producto de mi imaginación, él se encontraba de pie al lado de una especie de picnic de campo nocturno, debajo del gran árbol había un espacio abierto que formaba un pequeño circulo rodeado de flores, donde se encontraba un mantel color rojo, sobre él en las esquinas lo iluminaban cuatro velas con una base dorada que hacía que el lugar tuviera una atmosfera romántica, en el centro del mantel estaba una canasta de la que sobresalía una botella de vino, sonreí pensando que en realidad no era necesario lo de la bebida, pero debí admitir que le daba un toque de ambientación espectacular. Alec se quedo observándome con una mirada de ternura, nervios, pero sobre todo amor, nunca  le había visto mirarme de esa manera tan especial, me hizo sentir realmente feliz.

-Increíble- fue lo único que pude articular, estaba totalmente sorprendida.

-¿Te gusta?- me pregunto él sonriendo.

-Me encanta- dije y sonreí, me acerque a él y lo abracé fuerte, tomo mi mano e hizo que me sentara de un lado del mantel, y él se sentó al lado contrario -¿Qué es todo esto amor? – le pregunté intrigada.

Él bajó la mirada y comenzó a jugar con los dedos de sus manos sin decir una palabra, solo sonreía; lo observé con detenimiento y me reí.

-¿Qué?- me dijo con tono inocente y juguetón.

-Nada, es que no puedo creer que estés nervioso- esbocé una sonrisa aun mas grande y lo miré fijamente.

-¿Y quien dijo que estoy nervioso?

-Yo- reí y suspire, Alec comenzó a acercarse a mí, tomo una rosa que estaba al lado de la canasta y me la acerco lentamente- es realmente hermosa esa rosa- le dije, observando a la pequeña y delicada rosa color rojo que estaba frente a mi.

-No tanto como tu- la acerco aun mas a mi rozando mis pómulos con ella, suspiro- que será de mi si no te tengo, te necesito en mi ser, te necesito a mi lado, me enamore de ti, todo se complico, mi existencia ya no tiene sentido si tu no estas conmigo, no se que habré hecho bien, para que el cielo me pague contigo, para que me brinde toda esta felicidad de estar a tu lado, de poder al fin compartir mi existencia contigo....- se quedó callado unos segundos más, yo solo podía escucharlo y sonreír, Alec siguió hablando-te amo y mi ser ya no respira si no sabe algo de ti, me estoy perdiendo en ti y realmente no quiero que me encuentren, deseo seguir perdido en ti, perdido en tu piel, perdido en tus besos, perdido en tu amor…-abrí mi boca para hablar, pero el me silencio colocando un dedo en mis labios-simplemente aprendí amarte y cada vez se me hace mas fácil, todo esto esta dando un vuelco en mi ser…-volvió a suspirar y se acerco demasiado a mi, rozando nuestros labios, podía sentir su aliento en mi rostro, cerré mis ojos y sonreí.

-Te amo mi Tanya con todo el amor q poseo tuyo, siempre tuyo...-me tomo de la mano e hizo que me pusiera de pie, por mi mente paso la idea de lo que jamás se me ocurrió que el haría, se arrodillo frente a mi y tomo mi mano, yo no podía si quiera moverme, derepente comencé a sentirme muy nerviosa, feliz, confundida, muchas emociones se cruzaron en un segundo, a la espera de lo que yo sabía que iba a proponerme.

-Tanya Denali ¿Quieres casarte conmigo?

2 comentarios:

  1. una historia maravillosa..me encanto..no pude parar de leerla...lastima q no pude leer el cap "agonia..xq no esta la pagina..no podras subirlo otra vez..felicidades escribes hermoso..

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